Editorial publicado por Juan Carlos Muñoz Díaz en la Revista EmásF, Revista Digital de Educación Física. Año 2, Num. 9 (marzo-abril 2011), ISSN: 1989-8304 Depósito Legal: J 864-2009
En la actualidad podemos ver publicadas infinidad de unidades didácticas. Vivimos el esplendor de la unidad didáctica. Todos queremos mostrar nuestra forma de enseñar. Efectivamente viendo las secuencias didácticas de las sesiones de otras personas podemos hacernos uno una idea de qué contenidos de nuestra área se enseña por otros lugares.
Siempre he estado convencido de que la Educación Física es un instrumento fundamental para favorecer el desarrollo integral del alumno, es decir, en todos los ámbitos de la conducta humana: afectivo, social, motriz y cognitivo. Y en esta línea he ido trabajando a lo largo de mi dilatada vida profesional como maestro de Educación Física. Pero estoy encontrando nuevas formas de plantear nuestra área que no las comparto. No por su novedad, al contrario, siempre estoy atento a nuevas posibilidades para introducirlas en el área, sino por su menosprecio de lo motor.
Observo que en estos nuevos planteamientos de unidades, los objetivos que se buscan son eminentemente afectivo-sociales y cognitivos, los motrices pasan a un segundo plano. Por consiguiente, los contenidos a desarrollar son básicamente conceptuales y actitudinales. Los centros de interés de las unidades parten de valores. Las estrategias metodológicas se centran en cómo lograr estos valores. Se trabajan de forma especial contenidos referentes al uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Los alumnos leen y escriben en cuadernillos porque así lo establece la normativa educativa. Se realizan múltiples actividades de investigación y exploración, se cumplimentan encuestas y cuestionarios, se elaboran fichas, se debaten temas, se construyen infinidad de materiales, se está a la última en el uso de nuevos recursos que favorecen el trabajo en grupo, pero que resultan poco polivalentes…
Observo que en estos nuevos planteamientos de unidades, los objetivos que se buscan son eminentemente afectivo-sociales y cognitivos, los motrices pasan a un segundo plano. Por consiguiente, los contenidos a desarrollar son básicamente conceptuales y actitudinales. Los centros de interés de las unidades parten de valores. Las estrategias metodológicas se centran en cómo lograr estos valores. Se trabajan de forma especial contenidos referentes al uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Los alumnos leen y escriben en cuadernillos porque así lo establece la normativa educativa. Se realizan múltiples actividades de investigación y exploración, se cumplimentan encuestas y cuestionarios, se elaboran fichas, se debaten temas, se construyen infinidad de materiales, se está a la última en el uso de nuevos recursos que favorecen el trabajo en grupo, pero que resultan poco polivalentes…
La verdad es que todos estos aspectos deben trabajarse en nuestra área, y así trato de hacerlo, pero pienso que debe realizarse de una forma racional, seleccionando y distribuyendo adecuadamente todos estos recursos, de lo contrario me parece que lo motriz resulta marginado: no queda tiempo para que el niño se mueva, la mayoría de las actividades son casi sedentarias o muy poco activas, le damos al niño más de lo mismo, es decir, más de lo que se trata en el resto de áreas que componen el currículo.
A ésto es a lo que me refiero como Educación Física Light. No se puede impartir un área basada en el cuerpo y en el movimiento fundamentalmente dentro del aula, no se debe estar la mayoría del tiempo sentado, o bien realizando actividades plásticas.
Disponemos de dos sesiones semanales para impartir nuestra área, y lo motor debe envolverlo todo, lo físico y motriz ha de ser lo que genere el resto de contenidos de carácter afectivo-social o cognitivo.
Da la sensación que cada vez nos gusta menos el patio y buscamos alternativas que relacionadas con lo corporal nos evite pasar frío o calor, o bien nos permita ser un profesor de aula más, quizás porque no se tenga fe en una Educación Física basada en el movimiento.
Debemos plantear a nuestros alumnos principalmente actividades físicas, lúdicas o deportivas donde se prime lo motriz, que favorezcan el movimiento, que desarrollen capacidades y habilidades motrices, que mejoren las cualidades físicas básicas, que le permitan adquirir un estilo de vida saludable, que le conduzca a realizar actividad física en su tiempo libre, es decir a que mejore su calidad de vida. Esos son los argumentos fundamentales de la introducción del currículo de Educación Física, acaso no los leemos.
Con ello no pretendo caer en el mecanicismo, en convertir el área en una realización de ejercicios físicos sin ton ni son, sino que partiendo de lo motriz se logren otros tipos de objetivos y contenidos de carácter transversal o interdisciplinar, no al contrario.
Nuestra acción docente es educativa y formativa, el movimiento es el instrumento fundamental para este fin, sino es así, no denominemos a esta área Educación Física, llamémosla de otra forma, no nos equivoquemos…